Nunca me gustaron los prototipos de príncipes azules, me resultaba cómico que se lanzasen a matar dragones, es más ahora me encantaría verlos en una guerra. Siempre me decantaba por los sucios villanos (aquellos de pelo largo y pantalones rotos) que galopaban a lomos de bestias sin ensillar y rescataban sirvientas sin ánimo de lucro. (Pero adoro Disney)
En las fiestas en fincas de gente adinerada me aburría. No me quitaba de la cabeza que jugar a vivir en un palacio eran fantasías demasiado sencillas, así que mientras mis compañeras de clase “maduraban” con los sueños de una cenicienta yo leía las aventuras de Alicia en el país de las maravillas.
Nunca le pedí a mi made que me comprara coronas de plástico en los chinos y siempre me decía que ya tenía demasiados dinosaurios en casa.
El furor Kitty empieza a darme asco. La mayoría de las mozas que se ponen sus bragas nunca han visto los dibujos animados, ni siquiera saben si llevan a Mimi o Kitty ¡que eran gemelas! Mis amigas me enseñaron que Pucca es un fenómeno pasajero y mi madre que Mafalda es una diosa que vivirá siempre.
Solía llegar tarde al colegio porque a las 8 y media de la mañana echaban Garfield en la tele y ese gato siempre me ha quitado el sueño.
Era una jefa jugando a los tazos y por mucho que dijera la gente nunca truqué ninguno. Memoricé todos los nombres de pokémons y en más de una ocasión mordí la gameboy porque no conseguía pasarme las peleas entre entrenadores( en los Pokemons)
Desde pequeña traté a ambos sexos por igual, tal vez y con mucha seguridad (Eso no quita que algun@ me cayera mal y le hiciera felizmente el vacío)
Tal vez sea por todo esto que mi educación se hizo sobre los cimientos de un pensamiento libre y sin escrúpulos. Porque me enseñaron a no callarme y a decir las cosas tal y como son, tarde o temprano al menos. Y si, escupo veneno, pero es que las verdades ofenden. (Y me gusta hablar mal)
Y no, no me gusta Brad Pitt. Soy fiel a Sean Penn, Adrien Brody, Hugh Grant, Ewan Macgregor y Jonhy Deep. Me gusta el arte de Tim Burton. Disfruto mucho más de un libro que de un porro.
Confieso que suelo inventar sueños, que me calló cuando viajo porque disfruto de las nubes y que debajo de mi libro de Sociales hay cientos de dibujos relatando historias. Que en los bares todas las canciones me dejan en un solo recuerdo y que es algo que odio pero de lo que no quiero deshacerme.
Asique simplemente...soy
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